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El glaucoma es una enfermedad ocular que causa daño progresivo al nervio óptico, lo cual puede llevar a la pérdida de visión si no se trata adecuadamente. Diversos estudios han demostrado que tener antecedentes familiares de glaucoma aumenta significativamente el riesgo de desarrollar esta enfermedad. De hecho, se estima que las personas con un familiar directo afectado puede tener de 4 a 9 veces más probabilidades de padecer glaucoma, en comparación con aquellos sin antecedentes familiares.

Existen varios tipos de glaucoma, siendo el glaucoma de ángulo abierto el más común, y todos ellos pueden tener componentes hereditarios. Los genes específicos juegan un papel crucial en la predisposición a esta enfermedad. Estos genes pueden alterar el nivel de presión intraocular y la resistencia del nervio óptico a dicha presión, dos factores clave en el desarrollo del glaucoma.

Dada la importancia del componente hereditario en el glaucoma, es fundamental que las personas con antecedentes familiares de la enfermedad tomen medidas preventivas. Una de las recomendaciones más importantes es someterse a revisiones periódicas con un oftalmólogo. Las revisiones regulares permiten la detección temprana del glaucoma,lo cual es crucial, ya que en sus etapas iniciales la enfermedad suele ser asintomática. Las pruebas comunes durante estas revisiones incluyen la medición de la presión intraocular, la evaluación del ángulo de drenaje del ojo y la revisión del nervio óptico.

Para aquellos con alto riesgo hereditario, los oftalmólogos pueden recomendar revisiones más frecuentes. La detección temprana y el tratamiento adecuado, que puede incluir medicación para reducir la presión intraocular o procedimientos quirúrgicos, son vitales para prevenir la progresión de la enfermedad.

Tratamiento médico

Afortunadamente, existen diversas opciones de tratamiento médico que pueden ayudar a controlar la presión intraocular, principal factor de riesgo para esta enfermedad, e intentar así preservar la visión. Dentro de estas opciones se incluyen medicamentos y terapias láser: cada uno con sus propias indicaciones y beneficios.

Medicamentos: los tratamientos médicos más comunes se administran como colirio en forma de gotas para los ojos. Su objetivo es reducir la presión intraocular de diferentes maneras: disminuyendo la producción de humor acuoso (el líquido contenido dentro del ojo) o mejorando su drenaje. Los principales tipos de medicamentos incluyen:

  1. Análogos de prostaglandinas: aumentan el flujo de salida del humor acuoso y son generalmente bien tolerados, con efectos secundarios mínimos.
  1. Betabloqueantes: reducen la producción de humor acuoso. Pueden tener efectos secundarios sistémicos, por lo que su uso debe ser monitorizado.
  2. Inhibidores de la anhidrasa carbónica: también disminuyen la producción de humor acuoso y pueden usarse en combinación con otros medicamentos.
  1. Agonistas alfa-adrenérgicos: disminuyen la producción de humor acuoso y aumentan su drenaje; pueden tener efectos secundarios como sequedad de boca y somnolencia.

Terapias láser: cuando el tratamiento médico no es suficiente para controlar la presión intraocular (en algunos casos como primera opción), existen varios tipos de tratamientos láser:

  1. Trabeculoplastia láser: mejora el drenaje del humor acuoso a través del sistema de drenaje natural del ojo.
  1. Iridotomía láser: principalmente para los casos de glaucoma de ángulo cerrado o el riesgo de padecerlo, crea una pequeña abertura en el iris para mejorar el flujo del humor acuoso.
  1. Ciclofotocoagulación láser: reduce la producción de humor acuoso al tratar la parte del ojo que lo produce.

Es crucial que los pacientes con glaucoma mantengan un seguimiento regular con su oftalmólogo, para ajustar el tratamiento según sea necesario y preservar su salud visual.

Tratamiento quirúrgico

En casos donde ni los medicamentos ni las terapias láser son suficientes, existen distintas opciones quirúrgicas:

  1. Cirugía mínimamente invasiva para glaucoma (MIGS): técnicas menos invasivas que pueden ser adecuadas para muchos pacientes, ofreciendo una recuperación más rápida, con menos riesgo y posibilidad de combinarse con cirugía de cataratas.
  1. Trabeculectomía: crea una nueva vía de drenaje para el humor acuoso, reduciendo así la presión intraocular.
  1. Implantes de drenaje: dispositivos como tubos de drenaje que se colocan en el ojo para ayudar a drenar el humor acuoso y reducir la presión.